Siete condiciones para dejar de descifra

Yvanne Chenouf
 

"Si ya no les enseño a descifrar, ¿cómo voy a hacer?” nos preguntan, con desconcierto, algunos profesores.
"Tenemos ganas de responderles que no se obsesionen con este problema y que vayan lo más lejos posible y SIMULTANEAMENTE en cada una de las condiciones que permiten entrar de otra manera en lo escrito. El problema del desciframiento se reducirá progresivamente al avanzar. Los niños podrán crear este sistema específico diferente de las estrategias grafo-fonológicas solamente cuando estas condiciones lleguen a realizarse, y no con una decisión del profesor de amputar su enseñanza de lo que hace toda su coherencia."
Así Jean Foucambert introducía, en el número 19 de Les Actes de Lecture , un texto sobre las características de una nueva situación en la pedagogía. Semejantes situaciones existen, tratan de mantener las condiciones siguientes :


La revista trimensual del AFL
   
     
 1. La mezcla, en una misma clase, de niños de edades diferentes

La AFL preconiza el trabajo en ciclos, es decir la mezcla, en una misma clase, de niños de edades diferentes. CONFRONTADOS À OTROS que no poseen las mismas experiencias, los mismos saberes, que no sienten las mismas dudas o las mismas certezas, los niños están llevados, constantemente, a hablar, descubrir, demostrar, averiguar nuevos conocimientos. Los escritos muestran esa diversidad. Luego, cada uno puede utilizarlos solo, con una ayuda o apoyando a los demás en sus exploraciones según si desconoce, conoce, o conoce muy bien los textos.

   
     
 2. La necesidad de vivir juntos

Si se matriculan niños de 5/8 años en una misma clase, no es para separarlos en actividades específicas sino para que realmenteVIVAN JUNTOS, las mismas cosas. La vida se desarrolla entonces sin verdad absoluta ya que cada edad comprende el mundo a su manera ; los saberes se elaboran en el estado de duda permanente creado por la obligación de situarse frente a múltiples verdades.

   
     
 3. La familiarización con los escritos

Uno sabe andar cuando puede avanzar sobre todos los terrenos (llano, pedregoso, resbaladizo, abruptos…). Uno sabe leer cuando puede leerlo todo, cuando el género, la organización, la forma de un texto ya no son obstáculos. Así pues, en clase, deben CO-EXISTIR TODO TIPO DE ESCRITOS, diferentes por su presentación, su origen, su estilo sin ninguna modificación por razón de aprendizaje, porque su complexidad es el mejor soporte del aprendizaje. Qué puede ser más natural, al fin y al cabo, que encuentros auténticos con textos auténticos : 
• Son los proyectos llevados con y sobre el exterior los que garantizan la presencia, en clase, de escritos relacionados con el entorno.
• Observar estos escritos es lo que permite observar claramente las constantes, las variaciones, las ausencias también.
•  El interés por comunicar es lo que hace que se reutilicen las reglas descubiertas a la hora de escribir para el exterior,
• Es porque uno debe comunicar por escrito que utiliza con regularidad los textos conocidos como fuente de inspiración, punto de referencia, material de construcción.

   
     
 4. La frecuentación de verdaderos textos

El texto es la unidad más fácil de abordar ya que es su organización en conjunto la que conlleva la significación. Desde el principio, los niños deben ser testigos de textos integrales, que no estén escritos en función de su naciente aprendizaje sino elegidos según sus intereses crecientes. Toda la conquista de técnicas tiene su justificación en el hecho de destacar con claridad lo que está asimilado y lo que aún falta para abordar textos literarios, científicos, poéticos, periodísticos etc. Si los textos conllevan una significación en sí, consiguen otra, mucha más rica, cuando se PONEN EN RELACION unos con otros, porque se llaman y se responden: saberlo y utilizarlo, es estar elaborando una cultura personal de lo escrito, útil en situación de lectura y de escritura.

   
     
 5. La  obligación de leer

LA LECTURA tiene una única razón de ser, es que permite realizar, pensar, imaginar, comprender e intercambiar. DEBE TRANSFORMARSE EN UNA ACTIVIDAD TRANSPARENTE, situada entre dos experiencias: la de hacerse preguntas que inducen recurrir a lo escrito, la de volcar elementos de su lectura en su acción, su pensamiento. La mejor evaluación para un profesor, es preguntarse, cada tarde: “¿cuántas veces los niños tuvieron que leer hoy para seguir haciendo lo que tenían que hacer?” La frecuencia con que uno se pregunta y busca respuestas en lo escrito justifica que se quiera perfeccionar estos modos de investigación.

   
     
 6. La costumbre de pensar su lectura

Los niños deben estar acostumbrados a pensar en lo que hacen y no hacen cuando leen, reflexionando sobre sus propias estrategias, comparándolas con las de los demás. Poco a poco, pasan de “¿cómo puedo hacer para encontrar sentido en este escrito?” a “¿cómo hace este escrito para darme sentido que encontrar?”. En ese momento comienza el trabajo necesario de desmontaje, de transformación, de manipulación, desarticulaciones sucesivas del texto que permiten numerosos ejercicios.

   
     

 7. El uso frecuente de la escritura

Hay un nexo evidente entre lectura y escritura, pero la lectura es primera pues el escritor debe referirse a su propia experiencia de lector para hacer que otros lectores le lean. Así, la escritura influye sobre la lectura: el dominio de una permite entrar mejor en el proceso de la otra. Al escribir, lo que importa no es: “¿Cómo podría yo escribir lo que se dice?” sino: “¿Cómo voy a escribir lo que se lee?” ¿Acaso es preciso subrayar, a estas alturas, que la escritura se convierte en una preocupación técnica sólo en cuanto se trate de una práctica útil?